Verano furioso

Desde aquel Diciembre de 2015 a este Febrero caluroso, pasaron apenas 2 meses y sin embargo aparentan ser años. La furia política desatada desde la asunción de Mauricio Macri como presidente no cesa. Mauricio, con “c” para algunos y Maurizio con “z” para otros. Esa “z” que va mutando su nombre, equivaldría a una tendencia autoritaria o fascista que se va corroborando cada día.

Como decía, la política es brutal, bestial, salvaje y no solo se manifiesta con las medidas que el gobierno tomó respecto de despidos injustificados, avasallamiento de la Ley de medios, censura a periodistas, tarifazos, techos salariales, permisividad ante el aumento de precios, violación a derechos humanos, detenciones ilegales, persecución ideológica, incumplimiento de la Constitución por uso y abuso de DNU, nombramiento de jueces de la corte y embajadores en comisión, la intromisión en asuntos internos de otros países, toma de nueva deuda externa, pago vergonzoso a fondos buitres, tibieza en la defensa de nuestra soberanía sobre Malvinas, esto entre otras cosas. Y cada uno de estos temas nos daría pie a comentarios prolongados.

Pero, para contrarrestar toda esta ofensiva neoliberal hubo un espontáneo y activo compromiso de la ciudadanía, ya sea organizada en movimientos o agrupaciones como también los llamados empoderados, vecinos en su mayoría independientes que salieron a encontrarse con otros iguales y a partir de allí recorrer este camino de resistencia. Las llamadas Plazas del Pueblo son un ejemplo de combinación entre las nuevas tecnologías de comunicación (me resisto a llamarlas redes sociales, como si antes estas no hubieran existido) y el ágora de los griegos que convoca a la discusión y al entendimiento de lo que va pasando.

Además, y para tomarle el pulso a esta gestión de gobierno, surgió una herramienta en la web llamada El Macrimetro (www.macrimetro.com), sitio donde se controla el cumplimiento de las promesas de campaña realizadas por Maurizio. Allí se describe que de las 254 promesas de campaña referidas en los discursos del candidato, con 59 días en el cargo a la fecha, solo se cumplieron 5. Son las referidas a retenciones, cepo cambiario, transferencia de la policía federal a ciudad de Buenos Aires, declaración de emergencia en seguridad y derogación del memorándum con Irán. Hay 6 medidas en progreso, pero ninguna significativa para los bolsillos de los trabajadores, jubilados ni pequeños empresarios.

A todo esto, la picadora de carne sigue funcionando y aunque se despidan empleados del estado bajo la falsa categoría de “ñoqui”, tanto Gabriela Michetti, como Emilio Monzó, Federico Pinedo, Patricia Bullrich, Pablo Avelluto y otros conspicuos dirigentes del PRO cometen los mismos actos que le reprochan a la anterior gestión nombrando a parientes y amigos en la función pública.

Pero por si todo esto fuera poco, con Febrero los diputados ya regresados de sus vacaciones protagonizaron un episodio que se vislumbraba dentro del Peronismo, o del Frente para la Victoria o si se quiere del Kirchnerismo. Para algunos Peronismo y Kirchnerismo son sinónimos y para otros como queda evidenciado en los acontecimientos recientes, no son lo mismo.

La partición del bloque del Frente para la Victoria, con la deserción de unos 12, 14, 15 o más según quien cuente, de diputados para conformar un sector independiente denominado Justicialista, insufló algunos grados más de temperatura en el magullado Kirchnerismo. Con muy poco tacto, y otra vez con esa brutalidad absoluta que lo equipara al gobierno en sus decisiones, este clan toma un atajo que tendrá severas consecuencias en sus miembros.

La reacción militante no se hizo esperar y los pedidos de renuncia y las campañas de recolección de firmas siguen a paso redoblado. El clan, en cabeza de Diego Bossio dio sus muy discutibles razones a saber, que el Kirchnerismo había perdido las elecciones y se necesita una renovación, y también atribuyeron falta de diálogo interno y la poca atención a sectores provinciales. Pero, como se sabe todo clan tiene su Código no Escrito y con más apresuramiento y desvergüenza que argumentos, desconoció a la propia gente que los legitimaba con su votó.

Y que los votó por un proyecto político, con defectos, con errores, pero siempre perfectible y con un rumbo que daba mas certezas que dudas. Porque aquí surge una pregunta ¿Alguna vez para este clan, el candidato fue el proyecto? Slogan que fue batido durante la campaña o ¿simplemente tenían otros planes y al proyecto solo lo usaron de trampolín? Mas allá de derrotas electorales, las ideas, las propuestas siguen vigentes, con renovación o sin renovación. Se podrá discutir quien las encarna, pero para eso son las internas.

Entonces, algunos hablan de traiciones otros desdramatizan o banalizan el episodio pero la militancia y los llamados independientes están demasiados sensibles para asimilar tal despropósito. Porque se pensaba que había cosas que estaban superadas, pero no, todo parece querer volver, hasta las malas artes para engañar al votante. Las suspicacias se acrecientan cuando a dos días de esta escisión el gobierno nacional llama a sesiones extraordinarias al Congreso para convalidar nombramientos de jueces y embajadores. Casualidad o no se verá.

La sociedad argentina no aprende de las desgracias pasadas, y vuelve a votar a los que nos llevaron a la ruina social y económica, los políticos o algunos políticos no aprenden tampoco y quieren que volvamos a recitarles “que se vayan todos”. Por eso hay tanta indignación, y seria bueno que a este inicio de intrigas, de maniobras, de deslealtades, no solo hacia su bancada sino con los ciudadanos, con los votantes, se le ponga un límite. Una cualidad que hubo en estos años pasados fue que la política volvió a ser un verbo, volvió a la acción, dejó de ser una cosa, un sustantivo hueco. Y eso fue mérito de Néstor y Cristina.

Seria mucho esperar una renuncia, un gesto ético que haga creíble a la política para que no se vuelva ese barro, donde gana el que está mas sucio.

About Omar Alberto Auel

Postítulo en Peridismo y Comunicación. Licenciado en Periodismo.

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