En esta escultura “La supervivencia de los más gordos”, Jens Galschiot (escultor danés) representa a la obesa Europa que cabalga sobre una África famélica.
Proyectada a estas pampas se observa que la mano derecha sostiene una balanza como remedo y apariencia de lo que alguna vez fue o quiso ser, un sistema judicial equitativo. Un símbolo mero que sirve de estandarte, mientras el cuerpo de una institución judicial fofa, desbordada, deforme, voraz, insaciable, oprobiosa, abusadora, soberbia, que se vale de sus privilegios para su propio bienestar y no para el bien común de los ciudadanos. Soportada por una sociedad dominada, explotada y sin reacción que la lleva en andas, por miedo a ser castigada sin motivo con su bastón, simplemente porque sí.
Es el tipo de sistema judicial que representan los Bonadíos, Lorenzettis, Rosattis, Rosenkrantzs, Marijuanes, Pollicitas, Moldes, y la lista puede seguir con tipos que en cada provincia, y rincón del país que tienen ese comportamiento tan vergonzoso, humillante, destructivo de la institución al punto que la están haciendo implosionar. La burocracia judicial se volvió arbitraria, opaca, autoritaria, un arma de persecución política, de diciplinamiento, y en algunos casos un centro clandestino de detención.
Existe otra (in)justiciaparalela a los códigos.Sin espada, para los amigos.Sin balanza y arbitraria.Sin vendas y con caretas.Son los Códigos No Escritos,de un sistema judicialcon sus deudas y sus ventas.
