El uso de los muertos

La 1Comisión Provincial por la Memoria de provincia de Buenos Aires, recorrió en las últimas semanas las Islas Malvinas. Fue mal tratada allá y fue maltratada cuando llegó al aeroparque en Capital Federal. Hay muchas personas que se sienten ofuscadas de un lado y del otro. No sé si alguno tiene una justa razón. Lo que sé es cada vez la causa Malvinas se degrada más. Y que es motivo de divisiones y grietas. Que no resulta claro el pretexto para demandar explicaciones a los gritos y de maneras violentas. Tal vez sea la estrategia de alguien, para ocultar las verdaderas agachadas que se cometen cuando un presidente lacayo, negocia con sus patrones europeos. Petróleo, pesca, logística, dependencia, protocolos de buenas intenciones. Y poca atención a lo que sucede fronteras adentro. Ese regreso al mundo tan esperado, a cambio de inversiones que nunca llegan.
Los hechos y sus interpretaciones. Sentimientos, familiares, heridas, excombatientes, palabras, exaltación, razones. ¿Quien es el exegeta de los muertos? ¿El clarividente o clariaudiente que se atreve a profetizar el pensamiento de los héroes muertos? Son dudas que no terminan de esclarecerse, y este penoso altercado no agrega claridad. Adueñándose de apreciaciones reservadas solo a los confines del misterio. Herederos de la desgracia que resulta vana, cuando se pretende usufructuar como argumento para mostrar una mejor condición, una valía intocable o una altura moral que de otra manera no existiría.
No es una meritocracia ser excombatiente, ni ser su familiar o lo que sea. Lejos de eso, existe la sana rebelión que debemos transmitir como legado de un pensamiento inaugurada en la tradición revolucionaria de nuestros mejores patriotas.
Hay quienes se envuelven en banderas argentinas y creen que eso los hace inalcanzables. Hay quienes dicen saber que piensan los muertos, que probablemente hubiesen esperado otro destino y no que se debata sobre su suerte de NN o Soldado Argentino Sólo Conocido Por Dios.
La cuestión es si aquello fue una gesta o un acto desesperado de un gobierno que caía. Y la respuesta no es sencilla y puede que una cosa no excluya la otra. Pero ahora, llamar “traidor” a alguien que estuvo en Malvinas, porque piensa que la dictadura cívico-militar utilizó esa causa para aprovecharse de los sentimientos que esta generaba, no es acertado.
Hay personas confundidas, o son ignorantes, o por cuestiones psicológicas intentan atrapar aquella situación como un gesto de patriotismo. Y no es que no lo tenga, porque ese patriotismo emergió en el mismo momento que las balas comenzaron a surcar los gélidos aires de Malvinas. No es el mismo concepto, ni la misma situación, ni les cabe el mismo análisis a los que planificaron y ejecutaron esta acción, teniendo de antemano otras intenciones y no solo la recuperación de Malvinas. La permanencia política, la construcción de poder, a partir de este hecho era sin dudas un objetivo de las cúpulas o de algunos jerarcas más ocupados en sus mezquindades personales que en el país.
Un familiar de un caído en Malvinas, merece todo el reconocimiento y los honores por la vida que no está. Y muchos otros que durante la posguerra pasaron a la eternidad, por razones ya no de la dictadura, sino de la democracia y la sociedad que muchas veces empujó al aislamiento y al sinsentido.
Si los muertos sin identificar están en Darwin, esperando a sus familiares, y si sus familiares viven ansiosos esperando el día de identificar su tumba, ¿qué hay de cuestionable en esto? Si una mayoría de familiares quieren saber la verdad de esas tumbas ¿por qué habría que interponerse ante este deseo legítimo?
Por el otro lado, la manifestación de que “no son víctimas de la dictadura”, porque “no fueron llevado en un falcon verde” revela una suprema ignorancia, dado que ese falcon fue suplido por un buque o un avión. Sobre la creencia de que no importa cual es su tumba, porque todos son nuestros soldado, tiene una doble interpretación. Es cierto que son nuestros soldados, nuestros hijos, nuestros héroes, nuestros muertos, nuestros camaradas y ojalá ese pensamiento fuera así en todos los temas sociales que debemos resolver en el país. Con pibes a los que se quieren imputar cada vez a mas temprana edad porque se drogan, o delinquen. Seria importante asumir que son también parte de la sociedad que debemos amparar.
Pero que todos sean nuestros héroes, no invalida que cada uno pueda ser reconocido en su individualidad.
Las políticas de Estado inauguradas en la etapa Kirchnerista tuvieron como objetivo dignificar a sujetos sociales victimas de la dictadura cívico militar. Uno de ellos los desaparecidos y sus entornos, el otro los excombatientes y sus familias.
En el primer caso con apoyos para desarrollar los juicios contra represores. En el segundo con una clara reivindicación de nuestros derechos sobre el territorio de Malvinas, dejando de lado las genuflexas relaciones con el imperio. Las dos premisas están en franco retroceso.
Este gobierno cree que el enemigo está adentro y son los trabajadores, los maestros que quieren dignidad, los que piden justicia por las desapariciones y torturas, los que quieren ser científicos, los estudiantes, los pequeños productores o empresarios, o los dirigentes sociales, o los que piensan diferente, o los periodistas que denuncian sus corrupciones…. Una larga lista donde las necesidades de los excombatientes no quedan afuera.
Así que, el enfoque debe ser buscando lo mejor para los habitantes de la Patria Argentina, sin dobleces ni chauvinismo, entendiendo que la mejor soberanía es la del bienestar del pueblo y no de una casta.
Omar Alberto Auel
Lic. en Periodismo
Veterano de Guerra de Malvinas

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Postítulo en Peridismo y Comunicación. Licenciado en Periodismo.

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