El Preámbulo de la Constitución Argentina señala, a grandes rasgos, el propósito del amplio articulado que organiza la vida institucional de nuestra Nación.
Los actores políticos deberían tener como guía estos fundados preceptos y en torno a ellos elaborar sus propuestas. Sin embargo, este notable protocolo antifascista es ignorado y se reinventan principios que agravian no solo a la Carta fundamental, sino a la población entera.
Cómo se conoce, se desviaron y desvirtuaron los conceptos haciendo apología de la libertad, cuando en realidad es el sometimiento de la mayoría de los ciudadanos por vía de la apropiación de sus salarios, la pauperización de los desposeídos negándoles lo mínimo para no estar desahuciados; se inculca el temor a quedarse sin trabajo como herramienta de sumisión; se ensayan protocolos para la represión a la protesta motivada por vulneración de derechos; la persecución por un ejército de troles en redes virtuales de opositores o contestatarios, cuando no el ataque a sitios (partidarios e institucionales) que representan valores opuestos a los de este gobierno.
La única lógica que se presume es válida, es la econométrica. Y ni siquiera esa, sino que la matemática y el 2+2=4, como regidora de la vida de los ciudadanos. Sin considerar diferencias, culturas, edades, y tratándonos como meros participantes de una ecuación abstracta. Y cuyo objetivo final, es pagar una deuda externa que no se sabe donde se fugó, que es ilegal e ilegítima.
Las provincias precursoras son sometidas a extorsiones para poder recibir sus cooparticipaciones legítimas. Un ejemplo de tiranía, que mide el grado de capitulación de cada gobernador. Algunos, con mucha prontitud, aliándose servilmente para supuestamente salvar la provincia o la gobernabilidad. Aceptan la imposición, en aras de una paz social endeble, dando la espalda a sus principios y a su partido, que solo les sirvieron de trampolín para llegar al poder y traicionar a sus electores.
De esta manera, el autoritarismo del Ejecutivo nacional, dinamita la unión nacional porque percibe que es el caos en los territorios provinciales, lo que beneficiará sus inconfesables intenciones.
Además, ataca la paz interior, al combatir con ensañamiento las políticas y las instituciones defensora de los Derechos humanos, que pretende desplazar con protocolos de Ley y Orden, copiadas de series de televisión. La represión contra las protestas sociales no son el camino para acallar el hambre, el desempleo, la baja salarial, la baja de jubilaciones, los despidos arbitrarios.
Además, con la quita de medicamentos a pacientes dependientes de remedios oncológicos, o ancianos que los necesitan por enfermedades crónicas, el cierre de hospitales, la falta de entrega de alimentos a comedores, el retiro de subsidios para pagar tarifas, el bienestar general fue saqueado. Hay un largo etcétera de agresiones del Poder Ejecutivo Nacional contra gran parte de la sociedad.
Pero el Estado de bienestar no ha sido sustituido. Para nada. Solo que ahora los afortunados de las medidas del gobierno son grandes empresarios dueños de emporios que no pagan impuestos o concesiones. Hay un estado benefactor para ricos. El resto, solo podrá sobrevivir.
Ni mencionar de afianzar la justicia, que solo se dedica a perseguir opositores políticos, desarchivando causas ya cerradas, o cajoneando otras que no conviene, se investiguen en profundidad y allí duermen el sueño eterno. Nadie, que no pertenezca a los círculos áulicos del poder, tendrá algo parecido a la mal llamada “justicia”. Entre otras cosas, porque el Poder Judicial no tiene “ficha limpia”.
Por eso, cuando es el mismo gobierno quien ataca a instituciones como el Congreso, denostándolo con insultos y reivindicando y festejando, actitudes de compra-venta de voluntades, es que la defensa común, está en peligro. Porque no es solo la defensa contra una fuerza invasora, sino que aquí se allanó la entrega a los capitales buitres de cualquier origen, a los gobiernos que son guiados por principios de imperialismo absoluto o como vemos en estos días, cometen genocidio y sin que se les mueva un músculo, lo avalan. El Suelo argentino fue transformado en mar fértil para algunos y en un desierto yermo para otros.
Entonces, en estas condiciones no tenemos los beneficios de la libertad, porque se vive sometido por el yugo del entreguismo y del silenciamiento a base de amenazas, o peor aún de la compra de relatos falaces. Las voces que argumentan en contra del relato único son marginadas, troleadas, canceladas, pasadas a retiro voluntario, los medios son controlados por la pauta oficial según sean favorables o no a sus intereses.
El Presidente se autoproclama doctor, seguidor de la escuela austríaca y sobre todo #AdmiradorDeTather; lo cual habla más de los que lo eligieron, que de su conducta servil y rastrera. Y señala que poco amor propio se tiene por el país, que poca memoria por los que pelearon por la soberanía. Se enorgullece de ser destructor del Estado, sin embargo, lo que está destruyendo es la Nación.
Pero a no equivocarse, las fuerzas del cielo, no son precisamente las fuerzas de Dios. Tal vez se refiera la las fuerzas de algunos satélites de multimillonarios que practican saludos hitlerianos.
Porque en términos del Preámbulo, Dios es fuente de toda razón y justicia.
Y este gobierno encabezado por un #Topo no detenta ni razón ni es justo.
Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución, para la Nación Argentina.