La paradoja de Malvinas

Soberanía y Patria

Ante un nuevo atentado dirigido contra el Monumento a los caídos en Malvinas y excombatientes en la ciudad de Las Rosas (Sta. Fe), el cual solo puede merecer el mas profundo rechazo y condena a tales actitudes cobardes, viles, siniestras, que no respetan ni siquiera la memoria de nuestros héroes caídos.

León Gieco diría “..Con que libro se educó esta bestia…” Y es evidente que hay parte de la sociedad que ha perdido el respeto, la vergüenza, que se piensa impune, que menoscaba el esfuerzo de una construcción colectiva, que no entiende el valor simbólico de este monumento y que es indigno de llamarse argentino.


Alguna vez estuve llamado a defender la soberanía de este país que hoy está tan perdido y confundido como en aquellos días de 1982. Alguien sin respeto agredió este monumento, profanó la memoria de los soldados muertos, la dignidad de sus familiares, el esfuerzo de los que contribuyeron en su realización.


Gran parte de la población no ha aprendido la lección de Malvinas. La palabra paradoja, me viene a la mente y la utilizo porque en esta fecha se oirán palabras de tenor patriótico, se verán escarapelas en pechos insuflados, se llamará a la unión de los argentinos, habrá actos y fanfarreas, emociones y recuerdos. Pero la triste realidad es que se está entregando el presente y el futuro de nuestro país, se están celebrando negociados con el pirata inglés y su cómplice yanqui, se está atentando contra la mayoría de los ciudadanos, se incrementa la masa de pobres y se denigra a trabajadores.


Es nefasto que se haya perdido esta oportunidad, que no se haya podido recoger la enseñanza de una experiencia tan profunda y dolorosa como la de Malvinas. Parece que los argentinos solo nos unimos ante el peligro inminente, ante casos de fenómenos naturales o ante un partido de fútbol. Y que lamentablemente solo ante situaciones extremas se practica la solidaridad. Una solidaridad ocasional, pero que no responde a creencias profundas, sino a ocasionales arrebatos.


Pero así como se dañó este cenotafio, hoy se está agrediendo a la Patria y a la Soberanía. Porque esta placa de acrílico rota con furia, este atentado, es una metáfora de lo que sucede en nuestro país. Con igual saña se está quebrando a nuestra sociedad, pero en este caso sus autores están bien identificados.
Asistimos pues, a una nueva etapa de desmalvinización. Un gobierno nacional que concede alegremente al pirata inglés zonas de exploración petrolera, que permite la pesca indiscriminada, que no reclama por nuestra soberanía, que hace silencio para hacer negocios, un gobierno nacional que cree que Malvinas es un gasto, que se abstiene de reclamar por la identidad de nuestros hermanos enterrados en Darwin, que baja al rango de Subsecretaría al área que se ocupaba de estos temas. Es toda una concepción de cuánto desea ser reconocido por un mundo ficticio de banalidades y con cuanto desprecio trata los temas más sentidos por una gran parte de los argentinos.


Ni siquiera se puede decir, que el Presidente sea un buen empresario porque no negocia, sino que se rinde y con mucho ahínco. Pero a pesar del esfuerzo entreguista de la administración nacional, debe soportar fallos como el de la ONU (a pesar que Argentina no estaba en el mundo) donde se da cuenta que nuestra plataforma continental se incrementa en 1,7 millón de metros cuadrados. Incorpora así plenamente a las Islas Malvinas y es otro argumento a favor de Argentina. Lo indigno, es no haber convocado a quienes hicieron posible este logro siendo que este gobierno (dice) pretende cerrar la grieta entre los argentinos. Otro discurso para la tribuna.


Insisto, los argentinos no aprendimos la lección de Malvinas, y volvemos a repetir los errores que costaron no solo dinero, puestos de trabajo, miseria, cierre de industrias, sino también vidas de compatriotas. La misma maquinaria de propaganda, que si no se paga a los buitres terminamos en el abismo. Y estos traidores prefieren a los buitres que la dignidad, prefieren postergar el presente e hipotecar el futuro de millones de argentinos que deberán afrontar la cuantiosa deuda externa. Mientras sus mentiras se transmiten como reguero de pólvora por sus medios colaboracionistas, hay silencios obligados de comunicadores despedidos, con modos autoritarios para acallar voces, intimidaciones para evitar que informes salgan al aire, sumado a las ilegales formas de revocar leyes sancionadas de manera democrática y por si fuera necesario los protocolos de seguridad para castigar la protesta social.


La alegría del pueblo al tener un Papa argentino, contrasta con su prédica que no es escuchada. Porque en este país no hay ni Trabajo, ni Techo, ni Tierra, que son las consignas de Francisco que este gobierno no atendió.
Esta purga que se lleva adelante en ámbitos públicos denigrando a conciudadanos con falsos argumentos, sometiendo al desamparo a miles de familias, provocando la zozobra y el miedo por pertenecer a tal o cual grupo político, tienen la misma brutalidad.


Esto me hace recordar cuando algunos oficiales que estando en Malvinas se ocupaban más de perseguir, sancionar y molestar a sus soldados que enfrentar al enemigo. Y aquí el enemigo es la pobreza, la desocupación, el abandono en que el estado deja a la sociedad.
Esta es la imagen acabada de un régimen que actúa en contra de sus propios ciudadanos. Con la doble moral de los cínicos, el gobierno nacional pretende enviar enseñanzas de tolerancia (Ceder la palabra) y por el otro lado aplica las violencias en todas sus formas. Desde la fuerza con balas, las detenciones ilegales, la violencia verbal de sus funcionarios denigrando a empleados, la persecución a medios opositores.


Esta es la verdadera rajadura (grieta) de la sociedad argentina. Esta es la ignominiosa entrega de nuestra soberanía por parte de una administración que prefiere congratularse con un primer pirata inglés James Cameron y denigrar a su antecesora Cristina Fernández, que por cierto no hace otra cosa mas que agrandar su estatura de estadista frente a este practicante del firulete.


Argentina de ninguna manera se está integrando al mundo como suelen repetir, lo que hace es sumirse en una nueva dependencia.
Recordemos que en 1982, la desesperación de la dictadura la llevó a una operación militar para recuperar el territorio de Malvinas. Una contradicción en sí misma, porque durante todos esos años de dictadura cívico-militar, se habían dedicado a “extranjerizar” el país. En vender el país, en endeudarlo, en importar productos, en cerrar industrias, en crear desocupación, en crear miseria. Malvinas fue el fin de una etapa muy desgraciada de nuestra historia.

En 1982, la gente (como suele decirse ahora), el pueblo, salió a avalar la toma de Malvinas, emocionado porque parecía un acto legítimo que no se podía contradecir. Aplaudió desde la plaza el acto de coraje del dictador. Pero nadie previó las consecuencias. Solo algunos se dieron cuenta de lo que aquello significaba y levantaron sus voz. Fueron los menos. Al poco tiempo y ante la derrota, en la misma plaza que aplaudió al dictador, se pidió la cabeza del mismo. Ya era tarde. Por eso tenemos estas placas (hoy rotas por delincuentes) que nos recuerdan, que los errores se pagan con la vida. Por eso rendimos tributo a nuestro héroes, a nuestros camaradas muertos en Malvinas.


No es la primera vez que el pueblo aplaude algo que termina perjudicándolo. ¿Cuántas veces debemos arrepentirnos? ¿Cuántas veces es necesario tropezar con la misma piedra? ¿O como Sísifo estamos condenados a llevar la misma carga, solo para volver a recomenzar con el mismo castigo una y otra vez?


No se trata de honores abstractos, se trata de dignidad, se trata de dar la cara y el cuerpo si fuera necesario en defensa de los valores de un país para la mayoría y no para un grupo de oligarcas. Acá no se es mas patriota por tener más hectáreas, se es más patriota cuando se entiende que el bien común es más importante que el sectario.


Frente a esta brutalidad política, brutalidad civilizatoria, que nos quiere volver cada vez más atrás en el tiempo, en la evolución política, en nuestra condición de seres humanos pensantes, existe una alternativa digna y otras alternativas indignas.
La alternativa digna es pensar, ver, sentir, percibir que pasa a nuestro alrededor. Cómo nos afectan aquí y ahora las circunstancias por las que atravesamos, como actúan las decisiones que se toman en nuestra vida corriente, como nos condicionan y a nuestras familias, quienes hacen los sacrificios, quienes se ven beneficiados por esos sacrificios, que perdimos en este tiempo de saqueos y de purgas. ¿Por qué un asalariado debe ser un marginal, que no puede acceder a lo básico para tener una vida digna? ¿Quién dice que esto debe ser así? ¿La economía? La economía es un invento del hombre y, por lo tanto, no es un dogma, y puede ser modelada según los designios políticos. Los administradores actuales decidieron afectar a la mayoría del pueblo.


Quizás alguno piense, “a mí no me va a tocar”. No estén tan seguros, figúrense que posibilidades tenía el que suscribe de participar en el conflicto de Malvinas, casi nulas se podría decir. Y el destino quiso que estuviera en sus turberas.
¿De qué sirvió la muerte de los soldados en Malvinas defendiendo la soberanía de la Patria, si ahora un traidor puede más que unos cuantos? Y esos cuántos tienen una vida desmemoriada.


La vida me ha dado la oportunidad de regresar de Malvinas, pero de alguna manera aquella lucha por nuestro territorio sigue con otras formas, con la palabra y las razones y los fundamentos.
Esta es la paradoja de Malvinas: No se puede tener Soberanía, si se genera desempleo, si se tranza con los fondos buitre, si le damos el gobierno al FMI, si se devalúa nuestra moneda y se nos hace más pobres. No tenemos Patria si somos gobernados por cipayos, buitres internos, patriotas el dólar blue, patriotas de la bolsa de Chicago, patriotas de la deuda externa, patriotas del ajuste. En fin, no tendremos ni Soberanía, ni Patria, si gobierna un Macri.

About Omar Alberto Auel

Postítulo en Peridismo y Comunicación. Licenciado en Periodismo.

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