Trasponer el cerco informativo

El tema es más o menos así. Los periodistas trabajan para empresas por un sueldo, en la mayoría de los casos. Es su forma de vida y subsistencia. Algunos periodistas tienen una empatía con su empresa y no son solo trabajadores, sino defensores de su línea editorial. No trabajan solo por el salario, se transforman en la imagen de ese medio. Tienen un comportamiento en linea, coinciden (al menos en apariencia) en su manera de ver el mundo. Lo hacen por convicción o por dinero, mucho dinero. Las empresas que los contratan, tienen el objetivo de vender información, comunicación y entretenimientos, es decir son medios comerciales, al menos es la fachada. Ya que es habitual el polirubro. El antiguo diario o radio o televisión, hoy se transformó en parte de un emporio de sociedades, abarcando diversos segmentos de la economía (sinergia).

Históricamente, la prensa tuvo un contenido ideológico, de clase, defensora de ideas partidarias o de dogmas, hasta que llegó el medio comercial, supuestamente objetivo y plural. Pero una cosa es tener una tendencia ideológica, una postura moral, una interpretación filosófica del mundo y de los hechos, y otra es mentir o faltar a la verdad o manipular la información. O militar la posverdad, tan presente  en estos tiempos. A esto, se añade la sintonía interesada entre esa empresa mediática y él o los poderes fácticos permanentes, económicos, religiosos, empresariales, financieros, judiciales de los cuales el  gobierno de turno es otro actor.

El intercambio se plantea en estos términos. Mientras la empresa periodística tapa los temas críticos que angustian a la sociedad, los manipula sugiriendo causas inexactas o directamente los ignora para no difundirlos, el gobierno les paga por medio de una pauta oficial generosa al medio afín y deja sin ese sustento muy importante a medios que no le son sumisos ni manejables. Por ejemplo, las pautas que reciben el emporio Clarín o La Nación nos son comparables a las que recibe Página 12 o C5N provocando el “ahogo financiero”.

https://www.eldestapeweb.com/pauta-oficial-clarin-el-precio-del-blindaje-llega-1200-millones-n46301

Es decir a Jorge Lanata, o cualquiera de los “agentes de propaganda política” por caso se le paga con plata de los impuestos que a todos nos cobran y que van a una empresa privada. La pauta oficial se maneja con absoluta arbitrariedad, como esta administración de Cambiemos nos tiene acostumbrados, y pone en jaque económico a los medios que no les agrada.

Además, existe otro modus operandi, a través de “portales de noticias” de afamados comunicadores que son sustentados por la propaganda oficial (Casos de Novaresio, Mónica Gutierrez, etc.). Tienen poca relevancia informativa, pero facturan muy bien.

Porque los medios tienen ideología, tienen editoriales, tienen posiciones tomadas sobre diferentes temas políticos, religiosos, morales, económicos, jurídicos, etc. Lo que no se puede es mentir, ni tergiversar. Se puede equivocar, y se puede rectificar, pero no engañar a sabiendas. Pero los llamados medios hegemónicos, se han transformado en una cloaca.


Por otro lado, aparecen los medios autogestionados por sus trabajadores, desde los más humildes hasta algunos que van adquiriendo mayor trascendencia, como el caso en nuestro país de El Destape.

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https://www.eldestapeweb.com/contenidos/home.html

Roberto Navarro, viene sosteniendo junto a su equipo un portal, una radio y un canal de YouTube con el objetivo de poder hablar de lo que quiera, sin ser sometido a límites ni condicionamientos a que se veía compelido en otros medios comerciales, que dependen de la pauta oficial. Para ello, necesita recursos. La libertad de expresión en este país está arrinconada, limitada, censurada, amenazada. Los periodistas que denuncian o investigan con contundentes pruebas en la mano y con rigor son echados,  amenazados, o el medio en que trabaja sufre las consecuencias. Es el caso de Horacio Vertbinky que tuvo que salir de Página 12 y crear un portal El Cohete a la Luna, evocando el deseo de Mauricio Macri contra una serie de actores sociales (562) que según él, habría que “expulsar” hacia el satélite.

Una vía de escape, de resistencia, de respuesta es ayudar a este grupo de periodistas y sus plataformas a que sigan adelante y puedan seguir investigando al poder que a diario nos quita el presente y el futuro a nuestra descendencia. Hay que romper el cerco para que termine la desinformación y al menos tener de donde elegir y compara. A este extremo no lleva esta Administración que nos quiere dejar #SinEstadoDeDerecho

About Omar Alberto Auel

Postítulo en Peridismo y Comunicación. Licenciado en Periodismo.

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